Es un día de principios de primavera en Gdansk. A bordo de un camión cisterna de dique seco, dos topógrafos de DNV GL, Leszek Alba y Tomasz Żarski, están subiendo por un pozo de acceso a un tanque de agua de lastre vacío para hacer una inspección de aviones no tripulados.

Le tomó al equipo de DNV GL Gdansk mucho tiempo de práctica y seis meses de trabajo de ingeniería para llegar a este punto. Volar un avión no tripulado dentro de la bodega de carga o el tanque de carga de un barco es complicado. "Tuvimos que aprender a configurar los ajustes para hacer predecible el dron dentro de un compartimiento de acero", dice Alba. 

Alba vierte el gel de contacto en un depósito en el drone, luego enciende el dispositivo mientras Żarski mira la pantalla del portátil, con la mano en los interruptores de un panel de control remoto. 

Alba pilotea cuidadosamente el dron en el aire y contra una viga transversal mientras el gel gotea sobre la cabeza de medición ultrasónica. 

En el momento en que el dispositivo toca la viga, Żarski activa un dispositivo que mantiene el dron en su lugar para que el cabezal de medición haga contacto con la estructura de acero. Luego él lanza otro interruptor para tomar una lectura ultrasónica. 

Solo toma unos segundos para alcanzar el siguiente punto y tomar otra medida. Maniobrar el avión no tripulado de un punto de medición al siguiente es un trabajo de precisión que requiere la máxima concentración. Cada vez que la pantalla del portátil muestra la lectura de grosor transmitida por el drone. Todo se ve bien y dentro de las especificaciones.